14 de diciembre de 2009

Los costes de la libertad

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Ayer se publicaba en El Mundo el artículo de una amiga, en el que revela la situación de falta de libertad que se está viviendo en Cataluña y de la que muy pocos parecemos ser conscientes. Y aún menos somos quienes nos atrevemos a decirlo en voz bien alta.

Los costes de la libertad


En Cataluña, los disidentes padecen una palpable soledad y falta de libertad. Todos aquellos contrarios al pensamiento único catalanista, aquellos que tienen la valentía de salirse del marco de actuación dominante, saben que serán señalados y tildados injustamente de anticatalanes.

Cierto es que la democracia ha avanzado mucho en los últimos años en todos los países del mundo y que la principal atracción de ese avance es la atracción por la libertad.

Natan Sharansky, ex disidente en la dictadura soviética, político y activista israelí y uno de los más importantes líderes mundiales en la movilización por la libertad es también el autor de uno de los libros más lúcidos sobre la libertad, titulado Alegato por la democracia. En él, afirma que cuando los hombres tienen la oportunidad de elegir entre vivir con miedo o vivir sin miedo y en libertad, eligen vivir en libertad, con sus tradiciones, sus religiones, sus costumbres, sus diferencias y no bajo los enormes pies de la intolerancia. Pero también afirma que el presente arroja muchos puntos oscuros y algunos argumentos para el escepticismo en esas democracias supuestamente libres.

Cataluña es un buen ejemplo de ese claroscuro de la democracia, un lugar en el que la disidencia se paga con la exclusión, es marginada o tachada de extremista y siempre silenciada por el apabullante rumor del discurso único que lo invade todo, y con el que se ejerce una sutil coacción.

Así lo hemos vivido estos días quienes no nos hemos querido sumar al editorial escrito al dictado político, quienes no han querido renunciar a la libertad informativa, quienes se niegan a la imposición en nombre de una supuesta mayoría, quienes no están dispuestos a renunciar a exigir su libertad.

La soledad de los disidentes se palpa a diario en Cataluña. Todos ellos saben que serán señalados, silenciados y condenados a vagar en los márgenes del cordón sanitario excluyente, que serán condenados sin juicio como anticatalanes, pero, aún así, están dispuestos a rebelarse contra el totalitarismo disfrazado de supuesta democracia y a defender su libertad.

La libertad de un grupo de comunicación, para actuar al margen del dictado político que lo señalará como miembro de la caverna mediática. La libertad de un grupo económico que se desmarca de la presión ejercida para que asuma la reivindicación política bajo la amenaza de ser tachados de serviles. Una organización de inmigrantes, que vence el miedo a no asumir los acuerdos políticos preestablecidos, ante la sutil amenaza de perder la subvención que les permite subsistir.

La libertad de más de doscientos abogados que a riesgo de ser tachados de extremistas, en un manifiesto conjunto, exigen dignidad para su profesión y demandan responsabilidades a quien se arroga la representatividad de la totalidad de los colegiados en la realización de manifestaciones de contenido estrictamente político, careciendo de legitimidad para hacerlo.

La libertad de una asociación de jóvenes que discrepan del discurso único y cuyos actos se ven sistemáticamente boicoteados, silenciados y son calificados de extremistas por defender la nación a la que pertenecen y que les otorga su privilegio como ciudadanos.

El valor de unos padres que vencen el miedo a exigir la lengua de escolarización de su hijo, porque se sabrán solos ante la exigencia y recibirán como consecuencia el aislamiento y la marginación.

La valentía del presidente de una entidad deportiva que ante la insistencia de un grupo de activistas por la independencia de Cataluña, se niega a utilizar su club deportivo como un instrumento de reivindicación política.

Son situaciones que vivimos en democracia, también en ella pueden convivir disidencias que son habitualmente reprimidas por el temor, silenciadas por el discurso único, sociedades moduladas por el miedo a las consecuencias, donde el defensor de la libertad se ha convertido en un disidente, en un apestado social. Es la soledad de los disidentes que no se resignan, convertidos en discrepancia, en inconformismo harto de tanta imposición.

Decía Burke que para que triunfe el mal, sólo hace falta que los hombres buenos no hagan nada. Pues hagámoslo.

En Cataluña cada día se suman más voces al reclamo de la libertad. Cada día somos más, y estoy convencida de que cuando la gente vuelva a tener la oportunidad de elegir, abandonará la resignación y elegirá vivir en libertad.

Sólo necesitamos la determinación para conseguirlo, somos muchos los que queremos espantar esa resignación que les hace a ellos cada día más poderosos en su intolerancia.

Será en ese momento cuando Cataluña saboreará la verdadera libertad.

Carina Mejías, diputada en el Parlamento de Cataluña.

Wikio




6 de diciembre de 2009

Debate sobre la Transición española


Dicen que para poder comprender el presente, y evitar errores en el futuro, primero hemos de conocer perfectamente el pasado. Es por ello que hoy queremos mostrarles un interesante debate de una de las etapas quizás más trascendentales de nuestra historia: La Transición. Analizando la figuras de dos de sus principales personajes: el expresidente Adolfo Suárez y el Rey.

Libertaddigital.tv nos habla de lo acontecido durante aquel turbulento periodo, a través de las opiniones del escritor Abel Hernández y su libro: Suarez y el Rey. Que explica la relación personal y política entre ambos. Obra galardonada con el Premio Espasa de Ensayo 2009. Contando también el autor en su haber con la condecoración Nacional de Historia.

No menos didácticas resultan las aclaraciones del escritor y periodista Antonio Alférez. Quien ha colaborado para diversos medios de comunicación como el ABC, El País o Diario 16.

Con sorprendentes revelaciones del igualmente periodista Juan Picatoste. Quien grabara el mensaje del Rey del 23-F y trabajara para el gobierno de Adolfo Suárez, como Director General de Relaciones Informativas. Y una de las poquísimas personas que estaban presentes cuando el exmandatario pronunciara su discurso de dimisión.

Abordando Antonio Recarte, economista del Estado y escritor, así como presidente del medio de comunicación emisor del programa, las vicisitudes de la extinta UCD. Mientras Luis Herrero manifiesta su percepción particular sobre el líder carismático.

Un documento a considerar. Con alusiones a Sabino Fernández Campos, tristemente fallecido el pasado 26 de Octubre. Quien fuera Secretario General y Jefe de la Casa Real por muchos años. Y con revelaciones tales como la correspondencia que Adolfo Suárez mantuviera con Salvador de Madariaga durante largo tiempo y su preferencia por una ideología liberal muy europeísta.

Fuente: El Liberalismo


5 de diciembre de 2009

Entrevista sobre liberalismo con Carlos Rodríguez Braun


Hoy hemos escogido un vídeo de una entrevista realizada por libertaddigitaltv a Carlos Rodríguez Braun. Uno de los pensadores liberales de nuestra época que más ha contribuido a la divulgación del liberalismo clásico. Perteneciente, al igual que Pedro Schwartz o Jesús Huerta de Soto a The Mont Pelerin Society. Ilustre organización fundada en 1947 por Friedrich Hayek, junto a otros brillantes intelectuales. Persiguiendo desde sus comienzos fomentar el intercambio de ideas entre los más importantes académicos del mundo, al objeto de construir una sociedad más libre y armónica.

Carlos Rodríguez Braun nació en Buenos Aires, Argentina, en 1948. Sin embrago, en 1977 tuvo que exiliarse de su tierra natal al instaurarse allí la dictadura. Aquel joven licenciado en Economía se trasladará a nuestro país, donde cursará el doctorado de Ciencias Económicas y empresariales. Desde ese momento su actividad profesional estará ligada a la docencia y al periodismo.

En la actualidad es Catedrático de Historia del Pensamiento Económico en la Universidad Complutense de Madrid. Fue director de “España Económica” y subdirector de “Cambio 16” y del programa “El Valor del Dinero” en RTVE. Ha publicado más de 3.000 artículos en la prensa española, europea y americana. Es habitual poder leer sus aportaciones como columnista en los diferentes medios: abc, liberalismo.org, libertaddigital”,La Razón”,…. Compatibilizando estas funciones con las de comentarista en la radio, como en “Onda Cero”.

No sólo ha sido un prolijo traductor de las obras fundamentales del liberalismo clásico, sino autor de destacados libros. El último editado es “UNA CRISIS Y CINCO ERRORES”, elaborado junto a Juan Ramón Rallo, Director del Observatorio de Coyuntura Económica del Instituto Juan de Mariana.

En las páginas de este texto se intenta explicar la entelequia creada en torno al liberalismo y sus falsas consecuencias sobre la vigente crisis. Para ello desmonta uno a uno los mitos levantados, argumentándolos con amplitud de datos. Apuntando como una de las razones provocadoras de la virulenta desaceleración económica, la reiteradamente denunciada por la Escuela Austriaca, y que no es otra que el intervencionismo de los Bancos Centrales, que desencadena la expansión crediticia y fiduciaria, con la consiguiente inflación y deflación. Promulgando como solución un sistema de depósitos a la vista.

En definitiva, abogan por un Estado mínimo y por preservar las libertades individuales, que son las que dan lugar a que interactúen las fuerzas espontáneas del mercado, generadoras de la riqueza y el empleo. Contrarios al musculoso aparato gubernamental que supuestamente conlleva el sostenimiento, mediante el clientelismo político, de una nueva oligarquía que todo lo quiere controlar, diciéndonos cómo pensar y actuar. Quienes presuntamente hacen uso de los recursos públicos para acallar a los que osan modular una opinión diferente.


Fuente: El Liberalismo

Juan de Mariana, liberalismo económico – Parte II


El Tratado sobre la moneda de vellón es una denuncia a los ministros que modificaron el peso de dicha pieza. La obra refleja como el padre Juan de Mariana fue capaz de darse cuenta de los efectos adversos que produce la inflación sobre la economía, provocada por la perjudicial intervención estatal sobre las fuerzas espontáneas del mercado. Sin emplear estos términos, pues aún no se habían creado las citadas denominaciones para los referidos hechos.

Critica las políticas de los monarcas basadas en la devaluación de la moneda como forma de obtener ingresos. Lo cual puede considerarse como los prolegómenos de la teoría de los ciclos económicos auspiciada por Friedich Hayek, por la que recibió el Premio Nobel en 1974. La bajada en el valor del contenido del metal en las mismas será proporcional al aumento de la producción, que conducirá indefectiblemente al alza de los precios. Terminando por pagar más el ciudadano por el mismo producto. En definitiva significa la irrupción de un nuevo impuesto que deberá sufragar el contribuyente.

El texto es un alegato a la austeridad en el gasto público y a la ejecución de un presupuesto equilibrado. Ya que insta a los dirigentes a reducir en guerras innecesarias, así como en dispendios banales propios y de adláteres varios. Como vemos defiende la propiedad privada, la mínima intervención gubernamental y planteamientos eminentemente democráticos.

Quizás por ello sufrió las iras de Felipe III y de su valido, el duque de Lerma. Quien interpretó lo escrito como una acusación directa hacia su persona. Motivo por el que el Padre Mariana fue retenido durante doce meses en el convento de San Francisco de Madrid, retornando posteriormente a Toledo.

Queda constatado, a tenor de lo expuesto, que sus postulados contribuyeron en gran medida a la concepción de la doctrina liberal actual, y muy especialmente a los preceptos esgrimidos por La Escuela Austriaca. Es más, si hoy viviera tan ilustre personaje, de seguro que abogaría igualmente por un sistema de banca libre sustentado en depósitos a la vista, contrario a la expansión crediticia y fiduciaria.

Bajo los principios esbozados por este carismático jesuita nace en España, en el 2005, el Instituto que lleva su nombre. Que surgió como la culminación de años de trabajo entre investigadores, periodistas, docentes y ejecutivos del ámbito empresarial. Organización privada y completamente independiente que aspira a “convertirse en un punto de referencia en el debate de las ideas y de las políticas públicas con la vista puesta en una sociedad libre”. Centrándose su labor investigadora mayormente en la elaboración de informes económicos sobre temas de especial interés teórico y práctico.

Fuente: El Liberalismo


¿Qué significa ser liberal? conferencia de D. Carlos Alberto Montaner

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El Dr. Carlos Alberto Montaner habla de las bases que sustentan el liberalismo, el que a su criterio, no es una simple ideología sino, en cambio, un conjunto de creencias, derivadas de la experiencia, que demuestran la importancia de algunos principios a priori de la humanidad.

Así mismo, resalta la importancia del respeto a los derechos naturales que son inherentes a cada persona, y que por lo tanto, deben ser defendidos por el Estado. También, ofrece una explicación acerca de la funcionalidad del mercado y la importancia de defender la propiedad privada y la libertad individual, para que una sociedad pueda prosperar y perdurar en el tiempo.

Finalmente, responde a las preguntas de la audiencia, enfatizando que las creencias liberales se deben defender de aquellos que buscan su destrucción.

Puedes ver aquí el video de esta interesante conferencia.


Wikio

4 de diciembre de 2009

Juan de Mariana, liberalismo económico – Parte I


Aunque a Adam Smith se le considera el precursor del liberalismo económico y el padre de la Economía Política. Lo cierto es que muchos analistas han apuntado que la semilla de esta doctrina es abonada por los escolásticos españoles. En gran parte dominicos y jesuitas que desarrollaron mayormente una actividad docente en cuanto a moral y teología, tanto en la Universidad de Salamanca como en la cercana portuguesa de Coimbra. Fundamentos teóricos que asumirá y desarrollará posteriormente la Escuela Austriaca.

Fue Friedich Hayeck quien afirmó que en el trabajo de este grupo de eruditos ya se hablaba de la incidencia de las fuerzas espontáneas del mercado sobre la economía. Y de ellos cabe destacar al padre Juan de Mariana, concretamente en la etapa final de su vida, donde se percibe un pensamiento maduro y eminentemente liberal.

Quizás esta precocidad estribe en que su devenir existencial transitó entre los siglos XVI y XVII. Puesto que nació en 1536 en Talavera de la Reina y murió en Toledo en 1624. Pasando de los ideales medievales del primer periodo a la insinuación de los tiempos modernos en el siguiente, donde se aspiraba al esclarecimiento de los problemas mediante la razón.

De su persona sobresalen sus arraigados principios, valores y convicciones que no pudieron doblegar algunos a pesar de su empecinamiento. Y de su obra cabe mencionar:

“La Historia General de España”, publicada en 1592. En ella narra la grandeza de los hechos acontecidos en nuestro país desde la antigüedad hasta la muerte de Fernando el Católico. Es el primer intento moderno en este campo en lo que concierne a nuestra nación. Compuesta por treinta ejemplares, que son sin duda los más leídos del autor, a lo que contribuye su impecable estilo literario y la vigorosidad de sus descripciones.

• En 1598 irrumpe “De Rege et regis institutione” (Del Rey y la Institución real). Su quema fue ordenada por el Parlamento francés en 1610. Órgano que sentenció que sus páginas incitaban al tiranicidio. Con ella el escritor justificaba las represalias tomadas por el pueblo contra los monarcas tiranos. Siempre y cuando sus órdenes se basaran en imponer impuestos sin el consentimiento de sus súbditos, en expropiar la propiedad privada de los mismos o impidiese la reunión a un Parlamento democráticamente elegido. Todo un alegato en favor del bien, la verdad y la justicia.

Aunque será el “Tratado sobre la moneda de vellón” que forma parte de los siete tomos que vieron la luz en 1609, en la ciudad germana de Colonia, bajo el nombre de “Tractatus Septem”, el que prodigiosamente más similitud tendrá con el concepto contemporáneo de economía liberal. En cuyos planteamientos profundizará mucho más tarde la Escuela Austriaca y del que hablaremos el próximo día.

Fuente: El Liberalismo


3 de diciembre de 2009

Manuel Lamas: Liberalismo y democracia

Por Manuel Llamas

"La democracia significa tan sólo el aplastamiento del pueblo, por el pueblo y para el pueblo"

Óscar Wilde, El alma del hombre bajo el Socialismo (1981)

Resulta curioso que el debate teórico acerca de la democracia desarrollado a las puertas del siglo XX y comenzado ya el XXI, etapa histórica ésta caracterizada por los enormes avances en materia de conocimiento y tecnología, por el logro de metas y objetivos que, si bien hoy nos parecen rutinarios y normales, difícilmente pudieron ser concebidos e imaginados por nuestros predecesores hace apenas un siglo, se siga sustentando sobre la base de conceptos y argumentaciones que se remiten a tiempos ancestros en aras de una mayor demanda participativa e implementación de un modelo de democracia directa, pues, la democracia así entendida, en tanto modelo puro, se concibe en las postrimerías del siglo V a.C., constituyendo Atenas su ejemplo práctico más paradigmático.

Al mismo tiempo, desde la óptica contraria, inserta en la perspectiva crítica liberal, se vuelve a cuestionar mediante la restauración de conceptos liberales clásicos la vigencia y validez de un modelo, el representativo, que se creía ya permanente e inamovible, pero que, sin embargo, ha evolucionado de un modo paradójico justo en contra de lo que sus fundadores pretendían con su instauración. Esto es, el control y la restricción del poder político con el fin de defender y garantizar la libertad y ámbito privado de los individuos.

¡Oh, sorpresa!, pues ello demuestra lo ilusorio de aquellos planteamientos que pretendían enarbolar el fin de la historia[1], de la política y del pensamiento, ya que la realidad del debate expuesto nos muestra con claridad cuán equivocadas eran sus predicciones. Y es que nuevamente resurge el dilema que siempre ha estado presente y que, visto lo visto, no da señal alguna de que vaya a desaparecer en el futuro, pues lo cierto es que parece resultar insoluble, en el sentido de que permanecerá intacto por ser éste constitutivo de la condición y naturaleza humanas. La cuestión a la que me estoy refiriendo es, cómo no, el poder: su titularidad, su ejercicio y su particular naturaleza. Por constituir éste un atributo intrínseco e inequívoco de las relaciones humanas, al igual que ocurre con la razón y las pasiones en el individuo o la misma sociabilidad en el grupo.

El término de democracia liberal o democracia contemporánea, en tanto su origen, evolución y desarrollo, no se ajustan en absoluto al contenido y significación real del mismo, en tanto que no es democracia sino representación y en tanto no es liberal sino social. En este sentido, hemos podido observar cómo la teoría política contemporánea se ha encargado de demostrar fehacientemente la dinámica elitista que subyace en la práctica del gobierno representativo occidental. Ante tales pruebas, se viene configurando un nuevo debate teórico en las últimas décadas del siglo XX tendente a cuestionar la vigencia de tal modelo por verse éste supuestamente afectado por una situación de crisis, si bien es cierto que la interpretación de la misma difiere en función del análisis de dos problemáticas divergentes: en tanto crisis de representación o legitimidad (visión neomarxista), o bien crisis de gobernabilidad (perspectiva neoliberal).

Configurándose así dos corrientes analíticas opuestas y enfrentadas que difieren, no sólo en el problema, sino fundamentalmente en la solución propuesta para la superación de tal difícil y compleja situación:

  1. Mientras que la primera opta por reclamar una mayor participación ciudadana en el ámbito de la esfera pública con el fin de reforzar la construcción de una auténtica democracia: democracia directa.
  2. La segunda, sin embargo, propone un modelo limitativo del poder político al tiempo que maximizador de la libertad individual, consistente en la formación de una democracia legal o Estado mínimo: Estado liberal.

Así pues, presenciamos la vuelta o restauración teórica de conceptos y modelos interpretativos clásicos cuyos principales referentes se sitúan en épocas y períodos pertenecientes al pasado, la Antigua Grecia y la Época Moderna, respectivamente.

¿Se trata, pues, del afamado y suspirado fin de la historia? No, señores no, más bien todo lo contrario ya que, a la vista de las pruebas, lo que hoy en día estamos presenciando a nivel teórico es el retorno a la historia, la vuelta al pasado. Lo cual no debe extrañarnos si tenemos en cuenta que, si bien es cierto que las circunstancias y condiciones de las sociedades actuales son radicalmente distintas, el problema central de la Política sigue careciendo en la práctica de una solución final y definitiva. Esto es, la configuración del mejor régimen posible y, por consiguiente, la articulación y ordenación óptima del poder político.

La pregunta central que viene a colación sería, pues, la siguiente: ¿por qué ha de ser considerada la democracia como el mejor régimen político posible? ¿Cuáles son las razones que justifican tal afirmación?[2]

La respuesta a tales cuestiones deriva de nuestra particular concepción acerca de lo que consideremos el principal valor a tener en cuenta en toda sociedad: la igualdad (democracia) o la libertad (liberalismo).

Así pues, en función de la primacía de uno u otro, obtendremos sistemas políticos plenamente opuestos:

  1. Si el único valor a tener en cuenta es la igualdad, en tanto participación en el poder político, la consecuencia que se deriva de ello será la instauración de la democracia, una tradición teórica cuyo énfasis recae en el quién, ¿quién debe gobernar? Un régimen político que, por otro lado, ha sido denostado como sistema factible de gobierno a lo largo de toda la historia, excepto en momentos puntuales.
  2. Por el contrario, si lo fundamental es la defensa de la libertad del individuo, no cabe duda que el modelo a seguir será el concebido por los fundadores del liberalismo político primigenio[3], en tanto conformación de un Estado netamente liberal, una tradición que se centra en el cómo, ¿cómo se debe gobernar?

Lo paradójico de tal temática es que hoy en día la democracia es concebida en todo su esplendor como forma de gobierno deseable e, incluso, como el único sistema legítimo a tener en cuenta en el ámbito político mundial, a pesar de que su instauración práctica efectiva es sorprendentemente minoritaria. Prueba de ello es la excesiva frecuencia con que tal término es empleado por la intelectualidad y clase política actual sin apenas conocer su auténtico significado y consecuencias reales. En este sentido, la democracia ha tratado de justificarse epistémicamente de dos modos posibles:

  • Justificación intrínseca: según esto, la democracia se vería justificada no por sus consecuencias y resultados sino por algún rasgo que le es inherente. Ejemplo de ello es la justificación contractualista, según la cual la democracia es la mejor forma de gobierno por ser la única que cuenta con el consentimiento de los gobernados y, por lo tanto, se edifica sobre el consenso y sobre la aceptación de los gobernantes mediante proceso electoral. Se justificaría, además, por el hecho de que se constituye como un mecanismo de defensa eficaz para evitar el establecimiento y permanencia de un poder político arbitrario o tiranía, permitiendo por ello la protección de los derechos del individuo; mientras que, por otro lado, es el único sistema político capaz de conciliar del mejor modo posible dos valores contrapuestos e incompatibles por naturaleza: la libertad y la igualdad[4].
  • Justificación consecuencialista: de acuerdo con la cual una institución determinada se justifica porque su existencia produce mejores consecuencias o resultados que su no existencia. A este respecto, si uno observa la realidad que le rodea y comprueba que las cosas están mejor después de la introducción de una institución que antes no existía, tal introducción se encuentra plenamente legitimada. De acuerdo con esta visión, es mejor vivir en democracia no por razones fundadas en principios, sino por razones fundadas en consecuencias y resultados prácticos.

Ahora bien, las críticas contenidas en el debate teórico actual versan sobre ambas justificaciones respectivamente en función de la perspectiva de análisis escogida:

  • En primer lugar, desde una perspectiva rigurosamente democrática, el modelo representativo actual es acusado de no regirse por los auténticos principios en los que debe fundamentarse una auténtica democracia, viciando y perturbando así su verdadero contenido y significado ya que, en tanto "poder del pueblo", el actual sistema muestra una práctica elitista y un mecanismo de representación que limita a su expresión mínima la participación real de la población en la gestión y toma de decisiones de los asuntos públicos. Se trata, pues, de una crisis de representación cuya solución radica en mayor participación.
  • Desde una perspectiva liberal, la democracia es acusada de padecer una crisis de ingobernabilidad que trae como resultado la ineficacia e ineficiencia en cuanto al funcionamiento de tal modelo. Ello se debe a dos fenómenos intrínsecamente interrelacionados: por un lado, la enorme sobrecarga que padece el ámbito gubernamental y estatal contemporáneo como consecuencia de un exceso de demandas sociales dirigidas hacia la esfera pública; por otro, la extensión y ampliación competencial a numerosos ámbitos de la sociedad civil por parte del Estado, con la consiguiente intensificación de la intervención pública en la esfera privada de los individuos. Tal crisis ha de ser solucionada mediante la configuración y establecimiento de un menor gobierno, es decir, mediante la reducción de la esfera estatal al mínimo, siendo la seguridad y la protección para el libre ejercicio de los derechos naturales del individuo (vida, libertad, propiedad) la función básica a la que ha de circunscribirse la acción gubernamental para que pueda ser considerada legítima.

Al hilo de tal exposición, cabe decir que, históricamente, tan sólo han existido dos modos de concebir la libertad[5], valor básico del individuo:

  1. La libertad moderna: concebida como independencia del individuo con respecto al poder en un determinado círculo de actividades.

    "Así el individuo se siente libre cuando es dueño de su patrimonio y sus empresas, imprime la orientación que le place al ejercicio de su profesión, no encuentra trabas a la expresión de su pensamiento, educa a sus hijos según sus creencias, tiene pocas obligaciones militares y paga la menor cantidad posible de impuestos [...] se siente libre cuando su esfera personal, familiar y profesional no está invadida por el Estado. Este ideal se realiza cuando dentro del Estado hay muchas células autónomas, fronteras que el Estado respeta. En otras palabras, cuando el Estado no es totalitario. Según esto el hombre era más libre en el siglo XIII que en el XVI, y más en el XVI que en el XX, después de haberse hecho la ilusión de que iba a serlo plenamente en el XIX. Es decir, la libertad no depende de la posición del gobierno, por encima del pueblo o salido de él, sino de la organización social considerada en sus relaciones con el poder público".

    López Amo Marín, A., Los caminos de la libertad (1947)

  2. La libertad antigua: consistente en el hecho de participar activamente en el gobierno, siendo así el individuo libre por el simple hecho de que participa en la elección de su dueño y orientador de sus designios vitales.

    "El individuo es libre porque le manda quien él ha designado, independientemente de que le manden más o menos cosas. De esta manera podían considerarse libres el ciudadano francés del tiempo de Luis Felipe o el español de la segunda República, el alemán sometido a Hitler[6] y el inglés que votó por su actual régimen laborista".

    López Amo Marín, A.

Siguiendo las definiciones expuestas, llegamos a una conclusión ciertamente significativa y sorprendente: la libertad contemporánea ha sufrido un retroceso tal que, por paradójico que nos pueda resultar, se asemeja mucho más a la concepción antigua que a la moderna. Es decir, la libertad actual centra su objeto y punto de atención mucho más en la participación que en la defensa de las libertades individuales y restricción del poder público.

En este sentido, se ha cumplido ciertamente la predicción señalada por Constant en su crítica al pensamiento de Rousseau, en tanto que la implantación del sistema democrático supondría "la total sumisión del ciudadano para que la nación triunfe y que el individuo se convierta en esclavo para que el pueblo sea libre". Así pues, hemos vuelto al sistema de libertad de los antiguos, sólo que ahora su práctica, inherentemente problemática y claramente inferior a la concepción moderna, se ha visto infinitamente agravada por las extraordinarias dimensiones del Estado y formación política actuales.

¿Cómo ha sido esto posible? ¿Cómo se puede explicar que el hombre moderno haya sacrificado su propia libertad y la defensa de sus derechos naturales (vida, libertad, propiedad) en aras de una participación prácticamente imperceptible en la vida pública[7], perdida entre muchos millones de personas (derecho a voto cada 4 ó 5 años) y conservando además el Estado su omnipresencia y discrecionalidad interventora en la fundamental esfera privada de los individuos?

Parte de la respuesta a tal cuestión se encuentra en el análisis teórico-histórico en cuanto a la formación del Estado contemporáneo y sus diversas dimensiones. Ahora bien, cabe decir también que los tratadistas del Derecho Político moderno han ido conformando de forma progresiva la teoría del Estado, y con ella se ha producido la transformación de las doctrinas individualistas en las teorías de la supremacía y preeminencia estatal: el Estado crea la Ley, ¡he ahí el Derecho! De tal modo, que el individuo se subvierte y se termina por "arrodillar ante el nuevo Dios", un Dios terrenal, pero un Dios al fin y al cabo. ¡Rindámosle pues pleitesía al nuevo poder constituido!, un poder que se muestra más grande y extenso, más fuerte e intenso y mucho más perfeccionado que ningún otro hasta el momento conocido[8].

Ante esto, queda fehacientemente demostrado el fracaso del liberalismo clásico en su objetivo de lograr limitar y restringir el poder político ya que, si bien es cierto que tal corriente se origina como respuesta a la aspiración absolutista de los monarcas, el resultado del proceso iniciado con la instauración del Estado liberal moderno, el gobierno representativo, ha sido un fenómeno similar pero de gravedad y consecuencias infinitamente superiores a las que precisamente tales autores pretendían evitar: "el Estatalismo".

Y puesto que el liberalismo ha fracasado estrepitosamente en su intento, se hace necesario introducir ahora una nueva perspectiva de análisis en el debate teórico contemporáneo con el fin de revisar los postulados existentes, mejorar la comprensión de la situación en la que nos hallamos y, abriendo una nueva alternativa teórica, tratar de proponer y concebir nuevas soluciones a la problemática planteada.

Para ello, será preciso delimitar claramente el problema para, posteriormente, desde la perspectiva y visión liberal, avanzar e introducir una nueva línea de análisis, cuya formulación se encuentra inserta en una corriente de pensamiento emergente: "el libertarismo".


[1] Véase, Fukuyama, F., El fin de la historia y el último hombre, Planeta, Barcelona, 1992: “Es posible que lo que estamos presenciando no sea simplemente el final de la guerra fría [...] sino [...] el último paso de la evolución ideológica de la humanidad y de la universalización de la democracia liberal occidental como forma final de gobierno humano”.

[2] En este sentido, Churchill dijo una vez una frase que merece la pena recordar ahora: “La democracia es el menos malo de los sistemas, exceptuando todos los demás”. Sin embargo, coincidiendo en que no es el mejor, frente a tal afirmación quisiera añadir la siguiente perteneciente a George Bernard Shaw (dramaturgo irlandés): “La democracia es el proceso que garantiza que no seamos gobernados mejor de lo que nos merecemos”.

[3] Locke y su concepción de los derechos naturales; Montesquieu y su estructura política de división efectiva de poderes; Constant y su fundamental concepto de libertad moderna; los federalistas estadounidenses, como Hamilton o Madison, tendentes a una participación restrictiva y limitada con el fin de evitar el “despotismo democrático”; Guizot y su análisis de la Revolución Francesa; Tocqueville y su acertado y fundamental estudio sobre la democracia en América; entre muchos otros. En este sentido, la lectura de los clásicos nos muestra de forma clara la importante distinción existente entre la particular concepción de un buen gobierno en contraposición con los riesgos inherentes y subyacentes a la práctica política democrática.

[4] Para un estudio profundo de la relación y pugna histórica existente entre libertad e igualdad, véase el fascinante trabajo llevado a cabo por Kuehnelt Leddihn, E.R.V., Libertad o igualdad. La disyuntiva de nuestro tiempo.

[5] Véase, Constant, B., Sobre el espíritu de conquista; Sobre la libertad en los antiguos y en los modernos, Tecnos, Madrid, 2003. En este clarificador trabajo, el filósofo de origen francés afirma que el individuo no era libre en la democracia antigua porque hasta lo más íntimo de su existencia se encontraba regulado y establecido por ley, toda su vida pertenecía al Estado. En compensación, el Estado no era más que él, el mismo individuo, debido al escaso número de ciudadanos, de ahí que su participación en la soberanía fuera efectiva al ser repartido un gran poder entre pocos hombres. Pero, al mismo tiempo, cabe señalar lo siguiente: “[...] si los antiguos sacrificaban su libertad por tener los derechos políticos, renunciaban a poco para recibir más, mientras que si nosotros hiciéramos el mismo sacrificio, daríamos más para recibir menos”.

[6] Recordemos que Hitler alcanza el poder mediante proceso democrático.

[7] De hecho, tan insignificante es el peso relativo del votante en el conjunto del proceso electoral que ciertamente son muchos los que se desentienden y renuncian a participar en el mismo. En este sentido, la desafección hacia el sistema es un signo patente y generalizado, al tiempo que se ve paulatinamente acrecentado en las sociedades occidentales modernas. Hasta tal punto esto es así que numerosos regímenes se conforman con una participación que, en muchas ocasiones no llega a alcanzar el 30-40% del electorado, llegando incluso ciertos países a imponer por ley la obligatoriedad del ejercicio de voto, lo cual resulta ciertamente significativo.

[8] No hay más que fijarse en las terribles experiencias del siglo XX para percatarse de ello, pues, nunca antes había alcanzado la raza humana tal nivel e intensidad de autodestrucción y aniquilamiento. El siglo de oro del conocimiento, del progreso científico, de la tecnología, de la riqueza y de la calidad de vida a nivel social se ve así, al mismo tiempo, ensombrecido por la época de mayor auge, esplendor y perfeccionamiento de la máquina y estructura estatal a favor de la concentración total del poder político, llegando a alcanzar su máxima expresión con la irrupción del totalitarismo. Al respecto de la naturaleza y evolución del poder, véase el fantástico trabajo de Jouvenel, B., Sobre el poder. Historia natural de su crecimiento.

Fuente: Liberalismo.org

La "Dignidad" de Cataluña

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LA “DIGNIDAD” DE CATALUNYA

por Bernardo Rabassa Asenjo




Si la “Dignidad” de Cataluña depende de que una editorial comunitaria de doce periódicos en Cataluña digan lo mismo (pensamiento unitario), aviados vamos, se trate de lo que se trate, pues era de esperar que hubiera 12 sensibilidades distintas. Si encima se trata del “ESTATUT”, un farragoso texto que lleva tres largos años en el Tribunal Constitucional sin que los Magistrados se pongan de acuerdo para declarar si son 40 los artículos inconstitucionales, o lo es todo, o solo algunos, es esperpéntica la situación si no fuera tan dramática. Y de lo que no cabe ninguna duda es de que ya no es solo que intenten presionar al Alto Tribunal, sino que tratan una vez más de crear una nueva motivación de “victimismo", tan característica de la política catalana oficial.


En primer lugar, y a este respecto, diré que dos de los padres de La Constitución Española de 1978, contra la que yo voté en contra por no ser liberal, fueron dos catalanes: Jordi Solé Tura y Miguel Roca Junyent y por tanto ellos sancionaron primero la Ley de Partidos Políticos que ha creado la Partitocracia en la que vivimos y que también domina en Cataluña, y la Ley electoral que redujo a un 35,78% el apoyo de los ciudadanos de Cataluña al Proyecto de nuevo Estatut.


Creó las Autonomías, diferenciando claramente (artículos 1 y 2) entre la Nación, se supone que España, de las Nacionalidades, que tendrían derecho a usar dos lenguas con la obligación de conocer el castellano (art.3.1), excluyendo la obligatoriedad de la otra, precepto claramente violado de facto en la señalización general de comercios, calles, etc., especialmente en la redacción del nuevo Estatut, recordando las palabras de mi amigo liberal catalán Ramón Trias Fargas en una enmienda que realizó sobre el necesario uso del castellano, ya que de no hacerlo ”sería clara la discriminación y rompería el principio de libertad de comunicación y establecimiento de todos los españoles, incluso los funcionarios”. (Diario de Sesiones nº 104, 5/7/78, pág. 3856 . Texto que me ha sido recordado por el comunicado del Foro de Ermua de 26-1109 sobre el tema).


Además, en el seno de la Fundación que lleva su nombre, han aprovechado los llamados “Llibergents” de CiU que para mas INRI han obtenido de la Internacional Europea Liberal el respaldo que supone nombrar a uno de ellos Vicepresidente de ELDR (European Liberal & Democrats), antes cocinado en la Internacional Liberal por Carles Gasoliba; Diputado europeo de CiU que aprovechó la desaparición del CDS para meter ¡asómbrense! a Unión Mallorquina, de la princesita hoy imputada por diversos delitos Mª Antonia Munar, en tanto todavía esta por ver la imputación del Lider de CiU Artur Mas, acusado por el propio Maragall de cobrar el 3% de las obras públicas en la sede del Parlamento autonómico. Es el colmo: ¡el Nacionalismo tribal representante del Liberalismo en España!. Con ellos, el editorial ha tenido el apoyo de todos los partidos “catalanistas” salvo el PP y Ciutadans, incluyendo el PSC, Esquerra, Iniciativa-els Verds y lo que se llama allí un alud de movilizaciones cívicas. Curiosamente, casi todas las citadas dependientes del Presupuesto del Govern Catalán (que por cierto significa etimológicamente castellano), a la vez que sistemáticamente se entiende allí que todo el que pide respeto al Tribunal Constitucional por la inaceptable presión mediática y la movilización teóricamente popular es un enemigo de Cataluña.


El que esto suscribe es, por razones de lengua, estudios en la Universidad Central de Barcelona y viajes semanales durante 30 años en el Puente Aéreo, afín a la sensibilidad catalana y no pretendo con este articulo, herir esa susceptibilidad, pero sí denunciar el fraude que se está cometiendo en su nombre.


Lo que no es posible es aceptar que si el fallo del Tribunal Constitucional es favorable al Estatut, entonces vale y si no, no vale: o lo uno o lo otro. Ellos se lo han buscado pues han sido los partidos, incluidos los catalanes, por razón de quienes lo han politizado, metiendo mano a los nombramientos una vez tras otra. ¡Reformemos primero la Constitución de 1978! y el Estatut puede o no ser posible, pero hoy por hoy, no les pueden pedir a los magistrados que voten contra su conciencia, como le sucedió a García Pelayo con su voto de calidad en la sentencia de Rumasa de 1983, de la que todavía debe andar arrepintiéndose en el mas allá.


Volviendo al comunicado del Foro de Ermua, que entiendo define perfectamente la cuestión, y del que reproduzco sus principales argumentos resumiéndolos:


“El editorial resulta tan burdo que funciona a modo de boomerang contra quienes lo suscriben; es el mejor ejemplo de cómo la constitucionalidad del Estatut es indefendible con argumentos jurídicos y sólo mediante la coacción y la presión política tiene posibilidades de superar el filtro del Constitucional.


Ampuloso y frívolo al considerar que es nada menos que la dignidad de Cataluña la que está en juego con la Sentencia del nou Estatut, el editorial no explica cómo es posible que sólo un 35,78 % de los ciudadanos de Cataluña con derecho a voto apoyara un texto en el que, según su propia hipérbole, radica su dignidad.


En todo caso en poco valora su dignidad quien la hace depender de una resolución sobre la inadecuación a la Constitución de su Estatuto autonómico en lugar de hacerla residir en el nivel de libertad de sus ciudadanos, en su solidaridad, en su capacidad para aportar al bien común o en la justicia de sus actos.


El editorial demuestra desconocimiento o mala fe y ánimo de desinformar cuando denuncia que el Tribunal Constitucional se va a convertir en una cuarta Cámara.


Pretenderlo por el mero hecho de que una Ley haya sido aprobada por el Parlamento español y el catalán y refrendada por los ciudadanos catalanes es propio del populismo más antidemocrático: cuando el derecho no ampara, se viola la legalidad mediante la demagógica apelación al “pueblo”.


Lo que está pidiendo el editorial es que nos olvidemos de lo que dice la Constitución y que se dé el visto bueno al texto por motivos políticos. No argumenta de manera alguna sobre la hipotética constitucionalidad del nuevo Estatut, limitándose a anunciar grandes males si se declara inconstitucional y a calificar de irreductibles a los magistrados que no se muestran propicios a sus intereses. Desde el FORO ERMUA consideramos francamente positivo mostrarse irreductible si de lo que se trata es de oponerse a una mutación constitucional a través de la aprobación de un Estatuto. Y esta irreductibilidad sería positiva tanto porque supone una defensa de la Constitución y, por tanto, del Estado de Derecho, como porque en este caso beneficia a los ciudadanos al mantener espacios comunes con mayores oportunidades, más derechos, más igualdad y más libertad.


El dilema, como dice el editorial, se plantea entre avance o retroceso, poniéndose en juego la propia dinámica constitucional y el marco de convivencia que los españoles nos dimos.


Sería un retroceso y rompería con lo dispuesto en la Constitución si se aceptara romper la unidad del poder judicial español que queda establecida sin duda alguna (arts. 117.5, 122, 123, 125 y 149.1 5ª) en la Constitución, sería un retroceso y rompería con lo dispuesto en la Constitución aceptar la obligatoriedad del catalán cuando la Constitución establece únicamente la obligación de conocer el castellano (Art. 3.1), también sería un retroceso y rompería con lo dispuesto en la Constitución aceptar levantar difusas barreras entre los españoles, romper la unidad de los cuerpos de notarios, jueces, secretarios judiciales, registradores, etc., restringir la competencia del Parlamento para la realización del presupuesto, aceptara terminar con la igualdad en los derechos básicos de los españoles, romper los mercados laborales, o que las relaciones entre España y Cataluña se sometan al principio de bilateralidad, olvidando así la pluralidad de España que está compuesta por diecisiete autonomías y reduciendo el papel del Estado central al de mero coordinador entre diecisiete miniestados. Esos son los riesgos reales de retroceso y ruptura del marco de convivencia al que nos enfrentamos.


Tan poco estatutario sin acuerdo entre los dos grandes partidos nacionales que representan a más del 80% de los españoles, con el rechazo expreso del 44,64% del Parlamento nacional y con un fuerte rechazo popular tanto en Cataluña como en el resto de España.


Por mucho que lo exija una docena de periódicos cuya independencia han sacrificado a favor del poder político, el Estado de Derecho no debe someterse a los intereses de unos pocos. No se trata de mirar airadamente a la identidad catalana como pretende el editorial. No hay nada más fácil que inventarse un enemigo para no tener que debatir con el adversario real y nada más fácil para ocultar los intereses propios que identificarlos con el de todos los ciudadanos.


La oposición al Estatuto de Cataluña de 2006 no tiene nada que ver con la animadversión hacia Cataluña ni hacia el catalán. De lo que se trata es de oponerse a discursos propios de los reaccionarios antidemocráticos del siglo XIX y a la reducción de derechos de los ciudadanos.


El Tribunal Constitucional tiene la obligación de dictar ya una Sentencia fundada en derecho y que proteja el espíritu y la letra de la Constitución. Seguir retrasando la Sentencia sólo conllevará un mayor desprestigio del Tribunal, un aumento de las presiones y un incremento de las dificultades para revertir la normativa dictada al amparo de una norma inconstitucional”.


La situación resulta ya insostenible”, y tal como le escuché a Inma Castilla de Cortazar, Presidenta del Foro de Ermua, y a Santiago Abascal de DENAES, es la sociedad civil la que debe impulsar a los partidos a volver a la razón de Estado o como dice Esperanza Aguirre: "Zapatero es el que nos ha metido en ese lío al mentirles a los catalanes cuando les dijo que aprobaría el Estatut que le presentaran, fuera el que fuera". Tengo contabilizadas más de 200 mentiras suyas que circulan por Internet y que le han llevado al mayor grado de desconfianza jamás alcanzado por un Presidente del Gobierno, el 72,3% en la Encuesta del CIS, González en plena crisis del Gal llegó sólo al 65,6% y Aznar después de lo de Irak al 60,8%.


He recibido también, como comentario a mis artículos ”incendiarios” contra la Partitocracia y la gravísima Crisis Política e Institucional, de un destacado economista y notario, que me ha autorizado a publicar guardando el anonimato la siguiente declaración:


“Estamos al borde de una crisis institucional que no se cómo acabará. Esto es solo el principio. Es asombroso que las gentes sensatas del PSOE (que debe haber) no se rebelen contra la política disparatada de los actuales gobernantes. Es curioso que haya sido Alfonso Guerra el único que se haya permitido alguna ligera critica antes y ahora. Son capaces de vender el país por el plato de lentejas del poder. La sociedad civil esta inerme como tal, fagocitada por las fuerzas políticas. Por tanto, parece imprevisible una rebelión civil.


A corto plazo. Su misión tiene que ser cambiar el estado de opinión actuando sobre los ciudadanos y sobre los propios políticos, la propia evolución de la crisis le dará argumentos en esa labor al dejar cada vez más patentes los cambios traumáticos a que puede conducir. Ya surgen algunas voces aisladas como la conferencia que citas (de Inma Castilla de Cortazar) y algunos artículos, pero son insuficientes mientras no alcancen los grandes centros de difusión y de poder. Las fuerzas centrifugas llevan por ahora la voz cantante. Como el avance de las mismas continúe puede llegar un momento en que la propia sociedad civil admita una nueva situación. La sentencia del Tribunal Constitucional puede constituir un elemento de inflexión o de continuidad de la marcha hacia la desintegración. El editorial común puede que haya conducido a que les salga el tiro por la culata. Porque se ha observado justamente lo que echamos en falta; una amplia reacción de los grandes medios de difusión. Sin embargo, no es total, ni sabemos cuánto durará.


La crisis institucional es mucho más grave que la económica, con ser esta grave, y además influye fuertemente en ella; mientras no se resuelva podremos lograr recuperaciones coyunturales, pero será prácticamente imposible lograr una plena racionalidad en la configuración y el funcionamiento de las estructuras económicas".


Y no digo más por hoy, pero a buen entendedor sobran palabras.


LA DIGNIDAD DE ESPAÑA TAMBIÉN ESTA EN JUEGO.

Bernardo Rabassa Asenjo, presidente del Club Liberal Español

Wikio

Capítulo XVII: Diferencias entre planteamientos intervencionistas y liberales


Revolución francesa

El sábado mi padre y yo aún charlábamos sobre la tertulia política de la noche anterior. Que como siempre duró hasta altas horas de la madrugada. Y más concretamente sobre los planteamientos esgrimidos por Frédéric.

Frédéric explicaba que la irrupción de la estructura política bajo la fórmula del Estado, tal como hoy la concebíamos, se gestó entre los siglos XVI y XVIII. Antes existieron dispares sistemas: las sociedades prepolíticas, la ciudad o la polis, el imperio, las poliarquías feudales,…Inclusive se vaticina que con toda probabilidad en el futuro se darán otros modelos. Además la organización estatal ha ido evolucionando con el paso del tiempo.

Primeramente aparecería el “Estado liberal de derecho”, que rompe con el absolutismo anterior. Cuyo propósito estribaba en proporcionar a los ciudadanos una serie de libertades individuales. Adoptando el gobierno un postura de no intervención en el ámbito privado de cada cual. De ahí la célebre frase “laissez faire, laissez paser” (dejad hacer, dejad pasar).

A continuación, con la industrialización, afloraría una nueva clase social, el proletariado. En la que estaríamos hoy en día incluidos gran parte de los mortales, claro que si tenemos suerte y no estamos engrosando las listas del paro. Quienes reclamaban su derecho a participar en la vida política, en pro de defender sus intereses en sede parlamentaria. Ya que hasta ese instante exclusivamente disfrutaban del sufragio un determinado número de personas, los más capaces económica y socialmente. Derivando tales reivindicaciones hacia la soberanía popular. Ese sería el comienzo del “Estado democrático de derecho”.

Actualmente el arquetipo vigente es el “Estado social y democrático de derecho”. Con él se persigue la igualdad entre los hombre, debiéndose proporcionar a aquellos que no alcancen los mínimos requeridos el acceso a ciertos derechos sociales básicos, como la sanidad o la educación.

En estos momentos se especula con una nueva generación de derechos, que será perentorio avalar: a la paz, al medio ambiente y a las tecnologías de la información y la comunicación.

Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789

(Representación de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789)

No obstante, si se ha dado esta profunda trasformación durante los últimos siglos, resulta irrisorio que ahora se emplee como arma arrojadiza contra el adversario, la acusación de abogar por la primera etapa del Estado: “El Estado liberal de derecho”. Cuando esa faceta, la inicial, ya se ha superado sobradamente. Lo que ocurrió por ejemplo durante los pasados comicios europeos, donde se difundieron reiteradamente erráticos mensajes electorales sobre este aspecto.

Mas, como bien expuso Frédéric Bastiat, en su obra: “lo que se ve y lo que no se ve”, muchas de las nefastas consecuencias que acontecen, provienen mayormente de decisiones políticas. Que originariamente quizás se esbozaran con una excelente intención, pero que suelen acabar desembocando en una alteración del equilibrio de las fuerzas espontáneas del mercado. Perjudicando a unos y beneficiando a otros arbitrariamente.

No mostrándose factible valerse de esos supuestos derechos sociales que se exige proteger, y que todos defendemos, para engordar el tejido burocrático. España cuenta con un empleado público por cada 15 habitantes, en tanto en cuanto en EEUU 1 por cada 150. Y desde el 2004 esta situación se ha ido incrementando paulatinamente en las diversas instituciones. Corporaciones llenas de solapamientos y duplicidades. ¿No es lo lógico analizar estos factores e intentar corregir las desviaciones en pro de ganar competitividad como país? Ya que es la actividad privada la que genera riqueza y empleo. El Estado subsiste mayormente de nuestros impuestos, cantidades que de no ser retenidas, contribuirían a dinamizar las transacciones económicas entre los particulares.

Siendo esa la diferencia principal, en el mundo contemporáneo, entre políticas liberales y otras más intervencionistas. Buscando las primeras que no se use el aparato gubernamental como acicate de la política clientelar, lo que conduce inexorablemente al retroceso económico nacional, y por ende al social y cultural por escasez de recursos. Pero de ningún modo pretende retrotraer a la sociedad a cientos de años atrás. Una burda mentira más que algunos insisten en argüir, con tal de no reconocer sus fracasos en cuanto a lo que su gestión pública se refiere.

Fuente: El Liberalismo

Capítulo XX: Desmanes intervencionistas en materia urbanística


Ayuntamiento

Caminábamos en silencio, cabizbajos. Y aunque ella no había articulado palabra desde que salimos de casa de Frédéric, sospechaba que sus intenciones eran firmes, y que no daría marcha atrás. Consecuente postura tras tantos años sufriendo y padeciendo en silencio. Pues resulta utópico el pretender eludir eternamente los problemas. No quedando otra opción, en algún momento, que plantarles cara y enfrentarse a ellos. Y tal vez ese temido instante fuera este.

Cuando llegamos a la vivienda de mi padre, se encontraba con él Francisco, el gerente de “Radio Vecindad” y editor del periódico vespertino, de ámbito local, El Pobrecito Hablador”. Quien se había acercado hasta allí con el propósito de hacerle una visita y charlar un rato. Trayéndole además un libro como regalo, de autoría propia y publicación reciente.

Al vernos, Francisco se levantó y nos saludó afectuosamente. Inquiriendo a Libertad por su estado de ánimo. Alcanzando ella a esbozar un lacónico: “¡Bueno, he estado mejor! No obstante, muchísimas gracias por preocuparte.”

Francisco nos comentó que Miguel, el titular del taller situado frente al bar municipal, había pasado a primera hora de la mañana por su oficina para despedirse, antes de marcharse definitivamente de Matahambre. Partía sumamente harto de las triquiñuelas de Golfi, perpetradas con la inestimable ayuda del alcalde actual y bajo las sibilinas directrices de Don Oprobio. Convencido de que era mejor empezar de cero en otro sitio, que seguir aquí sometido.

Si a las andanzas de La banda de Juan Palomo: yo me lo guiso y yo me lo como” unimos la nefasta gestión del vigente grupo de gobierno, empecinados en destruir a las PYMES y doblegar a los ciudadanos, hacen que la residencia en la localidad se transforme en un insufrible calvario.

Por ejemplo, suben y suben el Impuesto de Bienes Inmuebles, al igual que el resto. Cuya recaudación va destinada casi íntegramente a sostener el descomunal aparato gubernamental, engordado mediante la política clientelar, indispensable para no perder el “chiringuito” erigido en pro de muy particulares intereses.

Cargan también a los viejos planes parciales, ya consolidados, con irrisorias tasas. Superficies sobre las que se ubican la mayoría de los locales comerciales. Alegando que no están culminadas, y por lo tanto tampoco recepcionadas por la administración. Por lo que han de liquidar un plus anual por los servicios que el Ayuntamiento les preste: agua, luz, recogida de basuras…Aparte de lo ya exigido por estos específicos conceptos y regulados por las distintas ordenanzas fiscales. Y yo me planteo, ¿dónde están los avales que depositaron los promotores al iniciar la urbanización? Fianza supuestamente asignada a cubrir hipotéticas eventualidades en su ejecución.

Tienda

El resultado es que al gravar desorbitadamente estas áreas, al empresario que regenta un comercio cito en ellas, no le queda otro remedio que repercutir en el producto objeto de su negocio tales costes. Mermando con ello su competitividad. Abocando a los habitantes de Matahambre a ir a comprar a los establecimientos del municipio colindante, al ser más económicos que los de aquí. No estando supeditados al tributo mencionado, por estar fuera de las zonas afectadas. Familias obligadas a ahorrar hasta en lo indecible a causa de la virulenta crisis. Al desequilibrarse la cuenta de resultado de dichas sociedades, por escasez de demanda, se origina una destrucción de empleo en cadena.

Pero lo curioso del asunto es que ningún propietario está dispuesto a levantar la voz. Principalmente porque son plenamente conscientes de que tarde o temprano requerirán tramitar algún documento en la entidad local. Y si se quejan de la abusiva contribución, lo más probable es que les retrasen, cuanto menos, la contestación de sus futuras licitaciones hasta el infinito.

Don Oprobio es además el dueño de gran parte de las tiendas arrendadas, confiriendo, a modo de recompensa, la gratuidad de la renta a aquellos que se adhieren a la causa y miren para otro lado mientras se cometen tan reiterados dislates. Aunque ¿qué más da que te liberen de sufragar el alquiler, si tampoco, de seguir así las cosas, vas a tener dinero ni tan siquiera para el seguro autónomo? La continuidad en la misma línea de hechos conduciría irreversiblemente a devaluar el lugar y a que se esfume velozmente el trabajo de múltiples años. ¿A quién le imputaremos tan cuantiosas pérdidas? Seguro que ni Don Oprobio, ni su hijo y menos Golfi, los indemnizarán económicamente por los daños infligidos. Cuando ya no quede nada de dónde sacar tajada, para qué se van a molestar, se largarán como Golfi a países lejanos para invertir allí lo que de aquí se llevaron.

La realidad es que si alguien se decidiese a recurrir por escrito la aplicación de la referenciada tasa, inmediatamente le eximirían del pago. A sabiendas el consistorio de que si fuese a un contencioso-administrativo lo perdería sin lugar a dudas, dictaminando los tribunales la inadecuación de la norma. Si bien la mayoría se calla y abona la astronómica cantidad por no importunar. Consintiendo una arbitrariedad más de las tantas que acontecen en este paraje perdido entre las estepas castellano-manchegas.


Fuente: El Liberalismo

Capítulo IX: Clara Campoamor y su ardua lucha


Manifestación de sufragistas en la ciudad de Nueva York

(Manifestación de sufragistas en la ciudad de Nueva York)

El olor a cocido traspasaba la puerta, guiándome su aroma hasta un rebosante plato servido sobre la mesa. Hoy mi padre había puesto el mantel que guardaba celosamente en la alacena, blanco salpicado por multitud de rosas, caladas décadas atrás por las laboriosas manos de mi difunta madre. Por lo que aquel pedazo de tela se confería como el más valioso tesoro de nuestra humilde morada. Al centro una cacerola repleta de pan humeante, recién sacado del horno de leña erigido en el patio.

Y es que Pedro Gutiérrez a pesar de permanecer atado a su perenne silla de ruedas, gustaba mostrarse al mundo con su mejor cara, aspirando hasta el último instante de su existencia. Viviendo su ocaso entre los recuerdos de un ayer fenecido y el cariño de sus seres más queridos.

Fue uno de aquellos niños de la guerra. Huérfano desde su más tierna infancia. A su madre nunca la conoció, pues murió en el mismo momento del parto. De su padre jamás supo su identidad. Criado por sus abuelos, junto a su hermana gemela Clara, a la que inmensamente idolatraba. A ninguno de los dos nadie les enseñó a leer ni escribir en su niñez, ni tan siquiera a contar. Pues Pedro debía arar las tierras de Don Oprobio, el amo y señor de la finca donde habitaban. El que fuera progenitor del actual Alcalde. Mientras Clara cosía en su casa a cambio de unas míseras monedas.

Mi bisabuela me contaba, que su hija eligió el nombre de Clara en honor a Clara Campoamor, con la que se sentía plenamente identificada. Principalmente por lo que aquella política liberal e independiente significó en una época en la que la mujer era menos que nada. Quien lograra incluir en la Constitución de 1931 el siguiente mandato: “Los ciudadanos de uno y otro sexo, mayores de 23 años, tendrán los mismos derechos electorales conforme determinen las leyes.”

Pero no sólo propició la instauración del denominado voto femenino, sino que luchó denodadamente por la igualdad legal de los hijos dentro y fuera del matrimonio. En definitiva por una España más justa y equitativa. En su primer libro editado igualmente en 1931, “El derecho de la mujer” ya preconizaba: “El siglo XX será, no lo dudéis, el de la emancipación femenina…Es imposible imaginar una mujer de los tiempos modernos que, como principio básico de individualidad, no aspire a la libertad”.

Y como ella, mi tía, ya a avanzada edad, gracias a su esposo Juan, inició sus estudios. Licenciándose en Derecho muchos años después. ¿Quién sabe si el espíritu de superación de Clara Campoamor de ella se apoderó, conectando místicamente con sus pensamientos y su mente? Para terminar enraizando poderosamente en el alma de su hija Libertad.

Lamentablemente cada una de ellas sufrió, en mayor o menor grado, la humillación e incomprensión de los rescoldos de un machismo acerado. Larvado en la mentalidad de siniestros sujetos que silenciosamente entretejían los designios de Matahambre.

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Fuente: El Liberalismo.com


2 de diciembre de 2009

Capítulo XVIII: Era obvio que Libertad necesitaba ayuda


Imagen de París en La Plaza de Europa bajo la lluvia, cuadro del pintor francés Gustave Caillebotte

(Imagen de París en La Plaza de Europa bajo la lluvia, cuadro del pintor francés Gustave Caillebotte)

El locutor del programa “te rondaré morena” en “Radio Vecindad” se hacía eco del último parte meteorológico, anunciando inminentes lluvias. No sé si sería cierto o no, o tal vez simplemente se tratase de una manera muy innovadora y original de presentar la siguiente canción: “Esta tarde vi llover”, del gran maestro Armando Manzanero.

El sonido de aquella hermosa melodía, se fusionaba con el bullicio de las conversaciones mantenidas por los clientes que habitualmente se congregaban a la hora del desayuno en el bar municipal. Manuel se encontraba, como siempre, atareado tras la barra, mientras Soledad no paraba en la cocina.

Al fondo estaba ella, sentada ante una taza de té. Con ojos vibrantes y cálida sonrisa. Al verme agitó levemente su mano derecha, en pro de que me percatase de su presencia. Realmente parecía otra después del fin de semana pasado junto a su amado Luis. Llevaba puesto su vestido favorito, el que él le regaló para su postrero cumpleaños: blanco, largo y vaporoso. Era imposible no mirarla, estaba tan hermosa esa mañana. Su larga cabellera brillaba más que nunca y sus mejillas habían vuelto a sonrosarse. Y Libertad con su dulce tono de voz me dijo:

-“Sabes Pedrín, lo he estado meditando mucho, durante este tiempo he llegado hasta pensar que quizás lo mejor sería renunciar a mi acta de concejal. Total si ha nadie le importa lo que pase en esa corporación, por qué tendría que interesarme a mí. Lo peor es que tales comportamientos acaban concibiéndose como lo más normal del mundo. Mostrándose como un sueño irrealizable el querer modificarlos cuando durante años ha sido así. Inclusive me he culpabilizado de lo acontecido. Y de lo injusto que resulta que Luis tenga que sufrir las consecuencias de mi dedicación a la política.

Soportaría cualquier pena que me infligieran a mí, mas no acepto el daño conferido a mis seres queridos. Luis es un brillante profesional, y por las represalias de Golfi, tuvo que cerrar “Gestoría la Verdad” y marcharse de aquí. Dejándome en Matahambre triste y sola.

No obstante, una retirada significaría que mi madre se equivocaba, y que los valores que me transmitió no sirven de nada. Que lo que le hizo Don Oprobio a nuestra abuela ya lo hemos olvidado. En ciertos momentos, cuando estoy en la cama y cierro los ojos, las percibo allí, susurrándome al oído que es inaceptable el transigir. Precediendo normalmente a esos efímeros instantes una tenue brisa, que reaviva intensamente los recuerdos de la época que nos tocó vivir.

Es por eso que te pido tu ayuda, pues no sé a quién recurrir, ni por dónde empezar para lograr ese cambio tan ansiado. Me siento como perdida, y por más que busco no vislumbro la salida.”

Me quedé callado, paralizado frente a ella. Era obvio que Libertad necesitaba más apoyo que nunca. Que Matahambre requería terminar con el descarado y sempiterno ultraje al que Golfi y los suyos la habían condenado. Y fue entonces cuando comenzaron a caer las gotas de lluvia tras la ventana, vertidas cual lánguidas lágrimas derramadas sobre los cristales.

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Fuente: El liberalismo.com