11 de junio de 2009

Iñaki Ezkerra: 'Un año de conspiraciones'

Ciudadanos de Cantabria (C's): Iñaki Ezkerra: 'Un año de conspiraciones'

Después del añito tan entretenido que algunos nos han dado con sus fracciones, insurrecciones y conspiraciones dentro del PP y sus aledaños socio-mediáticos, la verdad es que lo de Rajoy no ha sido una victoria electoral sino una victoria bélica, un doble triunfo: sobre el PSOE y sobre esas mismas fracciones, insurrecciones o conspiraciones. Basta oír las críticas que le siguen haciendo después de ganar las europeas para imaginarse lo que ha habido entre bastidores. Son los que juegan con cuatro barajas y se arman un lío de mal prestidigitador al que se le sublevan las cartas.

Así, quien ha potenciado a Rosa Díez para cuestionar a Rajoy se encuentra con la sorpresa de que donde ha crecido ésta y ha alcanzado un inquietante 7% de los votos ha sido en la Comunidad de Madrid hasta cuestionar el triunfo del PP en las próximas autonómicas. Eso de «castigo ahora a mi partido para quitar a éste y para luego levantarlo cuando ponga a aquél» no funciona nunca. Cuesta mucho crear un electorado y es facilísimo ahuyentarlo. Para enredar tanto hay que ser muy inteligente. Los que se han entregado a esos tristes menesteres piden ahora autocrítica al ganador en vez de pedírsela al perdedor. La autocrítica se la deben hacer ellos que llevan un año enredando. ¿Qué quieren? ¿Milagros? No se puede pedir a alguien que haga oposición al Gobierno cuando a la vez se le está haciendo oposición a él en su propia casa.

En realidad todo este gusto por la conspiración viene de un país inmaduro, sin tradición asociacionista ni democrática. En España no hay relevos normales en el poder. Hay conspiraciones. Siempre que cae un partido del gobierno lo hace de un modo traumático. Ocurrió con la caída de Aznar y antes con la de Felipe y antes con la de Suárez con el 23-F por medio. Los que sólo saben conspirar no han entendido que Rajoy es la gran oportunidad que tiene este país de un cambio normal en el poder, sin tener que sentar a una cúpula de Interior en el banquillo. Eso les parece «falta de gancho». Un año de conspiraciones que han terminado creando escuela y detrás de las cuales sólo hay ambiciones personales.

El último ejemplo es el golpe de mano que han intentado contra Albert Rivera en Ciudadanos y que ha reventado su campaña electoral; otro caso que demuestra que en España el asociacionismo está muy verde y que hay mucho vecino que sueña con dar un golpe de Estado en su escalera. Yo a Albert Rivera le consolaría contándole una experiencia personal que le puede servir. Fue en mi pandilla infantil de los veranos. Yo era el jefe, pero había un tal Navajas que era muy bruto y engreído y quería promocionarse. Presumía de poseer poderes hipnóticos. Era lo que ahora llamamos un friki. Una vez tracé un plan de ataque a las francesas de un cámping y le hice una fatal aclaración: «Navajas, yo soy el cerebro y tú el brazo ejecutor». Al día siguiente dio un golpe de mano en la «pandi» y terminó expulsándome de ésta de un modo vil y ominoso. Aunque tampoco duró mucho de jefe, la verdad, porque le pescaron robando una moto y trató, sin éxito, de hipnotizar al poli que le pilló in fraganti. Me he acordado mucho de Navajas en este año de seísmos políticos y asociativos. No sé por qué se puso así conmigo. Han pasado cuarenta años y sigo pensando que mi plan era perfecto.