22 de julio de 2010

Joaquín Calomarde: Compatriotas



(Diario Crítico).- Una de las ideas remotas, perdidas, y sin embargo enormemente importantes en el acervo de lo que debiera seguir siento nuestra historia común, la de los españoles, es la de patria. Sin duda, el sentimiento, primero, y la racionalización histórica, después, abundan en la certeza de la misma como el espacio común de la convivencia histórica, amén del ámbito de la igualdad, la solidaridad y la equidad constitucional entre todos los españoles; porque eso es España, la patria común de todos nosotros, los españoles, la casa de todos.

Hace años que los españoles se desentiende asilvestradamente de sí mismo, con ruralismo selvático que dijera Azaña, y prefieren la taifa, la tierruca y el río parcelado y esta zarabanda de Estatutos, todos a la vez, sin consenso suficiente, con minorías escandalosas, con recursos al constitucional mal pensados y sentencias que nada resuelven; empobrecedoras reformas de lo mejor que tenemos los españoles entre la manos que es nuestro país, nuestra patria en común, y es que, claro, los españoles hemos sido eso a lo largo de nuestra historia, compatriotas, o sea, aquellos que compartimos en común una patria.

¿Qué ocurríria si los españoles pensaran que las diferencias regionales, autonómicas etc... fueran realidades insertivas en el todo común que compartimos? Pues ocurre que se reencontrarían con su historia y con su futuro necesario: véase Alemania, véase Italia, donde al contrario que en nuestro país, se están dando pasos para reforzar los lazos comunes del Estado en aquello en que son absolutamente necesarios para hacer posible la viabilidad y continuidad de los proyectos nacionales propios. Aquí, por contra, a lo nuestro: al sectarismo rupestre y a la yugular pendenciera. Es un “a por ellos” general, sin lustre ni suerte ni futuro. Todo impulsado por la irresponsabilidad de TODOS, muy en especial, el enconamiento del Gobierno en concurrir en solitario con los nacionalismos periféricos y sin contar con el PP, y el no menor enconamiento del PP en contar sólo con el fin de Zapatero, hoy, y no ver más allá de una semana y media.

Decir que España es nuestra patria común no es una idea reaccionaria. Qué va .Por contra, es un concepto de progreso, de sentido común, de razón general, de defensa constitucional de los intereses de todos los españoles. Porque todos somos españoles (aunque algunos lo seamos, Cánovas dixit, porque no podemos ser otra cosa), habitantes del espacio común del mundo hispánico. ¿Podremos los españoles algún día salir de la pesadilla de la disgregación por decreto, estatuto, sentencia y dicterio? ¿Podríamos volvernos hacia nosotros mismos y recuperar el sentido hondo y profundo de la historia que somos y del hoy, fecundo, que entre todos podemos seguir construyendo en libertad, igualdad y solidaridad patrias?

Y mirarnos a los ojos, y saber que los próximos, los prójimos, y los demás españoles somos nosotros, y el tú converge con el yo y ambos con un nosotros colectivo, enriquecedor y múltiple.

Es que somos compatriotas, una palabra hermosa, y casi hoy perdida.

Joaquín Calomarde

16 de julio de 2010

Si la Selección Española fuese una empresa fracasaría

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(del Blog de Juanan.com)


Tras el éxito de la Selección Española de Fútbol (por si aún no te has enterado es Campeona del Mundo de fútbol), muchos consultores comienzan a extraer los valores de este equipo humano ganador y tratar de aplicarlos en la empresa para lograr también el éxito.

Sin embargo, por muchos valores como compañerismo, trabajo en equipo, optimismo, etc., que descubran, no va ser tarea fácil. Ya nos gustaría que fuera así de fácil, pero la realidad es que el entorno y condiciones de trabajo de una empresa no son como las de la Selección.

Y es que, como explican perfectamente en laboro, si la Selección Española fuese una empresa jamás habría ganado el Mundial de Fútbol.

Mira en la siguiente lista porqué:


  • La prima por la victoria no la cobrarían los jugadores, sino los directivos.

  • A los jugadores se les diría que su premio consiste en seguir en la selección.

  • No se seleccionaría a los mejores jugadores en términos absolutos, sino a los mejores dentro de los que aceptarán:

    • Cobrar poco.

    • Entrenar mucho.

    • Que el entrenador les tratara con desprecio o en el mejor de los casos con indiferencia.

    • El resto de condiciones que hay en este listado.

  • Cuando un jugador cometiera algún fallo en los entrenamientos, sería recriminado o incluso ridiculizado públicamente para que los demás supieran que quien manda, manda.

  • Si los resultados no fueran buenos, los jugadores tendrían que entrenar más horas cobrando lo mismo.

  • Si los resultados siguieran siendo malos, se empezarían a expulsar jugadores del equipo. Cada vez habría menos banquillo e incluso se llegarían a jugar partidos con menos de 11 jugadores y aún así se mantendrían los objetivos.

  • Los jugadores con graves lesiones serían expulsados del equipo.

  • Los jugadores son lesiones menores serían llamados cada dos por tres por una mutua contratada por el equipo, que no les daría ningún tratamiento y les diría que ya es hora de ponerse a jugar y dejar de hacer el vago.

  • Si el equipo empezara a jugar bien y a tener éxitos, la directiva subiría los precios de las entradas pero los jugadores seguirían cobrando lo mismo. Incluso se programarían más partidos para aprovechar el tirón.

  • A los jugadores les pagarían parte de su sueldo en dinero negro.

  • Sólo el entrenador y el capitán del equipo tendrían contrato para toda la temporada. Para cada partido se contratarían 10 jugadores temporales y si se lesionara alguno se contrataría a otro sobre la marcha.

  • Los horarios de los entrenamientos y partidos serían los que a la directiva les viniera mejor para su vida privada.

  • A los jugadores se les diría constantemente que cualquier espectador estaría dispuesto a ocupar su lugar.

  • Los jugadores cobrarían menos de lo que las propias normas de la Federación dijeran.

  • Si se vendieran menos entradas se bajaría el sueldo de los jugadores o algunos serían expulsados del equipo.

  • Los jugadores tendrían contrato de recogepelotas.

  • Casi todos los jugadores habrían jugado en varios equipos durante los últimos años y habrían pasado por varias etapas de meses o años sin jugar.

  • Si la liga en general no produjera beneficios o se sospechara razonablemente que los puede dejar de producir, se modificarían las reglas para que a los jugadores les pudieran quitar la mitad del sueldo a cambio de entrenar la mitad.

  • Expulsar a un jugador costaría menos si se vendieran pocas entradas.

  • Muchos jugadores jugarían mal a propósito.

  • Muchos jugadores desearían que su equipo perdiera o, en el mejor de los casos, les daría lo mismo.

  • La gran mayoría de los jugadores odiarían al entrenador o bien les inspiraría miedo, risa o indiferencia.

  • Casi todos los jugadores estarían deseando cambiar de equipo o incluso quedarse sin equipo y cobrar el paro.
Te podrás imaginar que ningún jugador querría jugar en un equipo así y está claro que este grupo nunca ganaría.

Lo triste es que varias de estas situaciones son comunes en la mayoría de las empresas, lo que podría explicar porqué a veces la empresa va mal.

Claro que si todos los equipos (empresas) son así, triunfará el menos malo o el que más suerte tenga pero no necesariamente el mejor. Y cuando compitan contra equipos (empresas) de otras Ligas (países) perderán.


Qué pena ¿verdad? Pues es la triste realidad y luego muchos jefes se preguntarán por qué no consiguen cumplir objetivos. Creo que hay muchas cosas que tienen que cambiar en nuestro modelo laboral. Claro que el cambio tiene que venir de arriba.